(EPS) Aplicación de corriente eléctrica mediante agujas, insertadas en los PGM o zonas dolorosas, con la finalidad de estimular dichos PGM o zona afectada, diferenciándose en eso de técnicas como la neuroestimulación eléctrica percutánea, la neuromodulación percutánea o la electroacupuntura.
El tratamiento normalmente se hará bipolar, dos agujas insertadas en: convergencia en el PGM, una aguja en el PGM (electrodo negativo) y una aguja en la banda tensa (electrodo positivo) o una aguja a cada lado del PGM en la banda tensa, cuando tratamos puntos gatillo. Cuando el tratamiento se realice en otros tejidos, las agujas se insertan en la zona dolorosa. Después hay mucha variedad en los parámetros de la corriente eléctrica a elegir. La forma de onda no influye en los efectos de la EPS, pero sí en la percepción por parte del paciente, las más utilizadas son la bifásica simétrica y la monofásica. La frecuencia determina la analgesia realizada, y se recomienda la utilización de frecuencias bajas en patologías crónicas (zonas musculares y nervios motores) y altas en patologías agudas y subagudas (zonas ligamentosas, articulares, tendinosas y nervios sensitivos), para una mayor estimulación de neuropéptidos opioides endógenos. La anchura de pulso también modula los efectos fisiológicos obtenidos y estimula las fibras motoras. La intensidad tiene que ser la más alta que se tolere sin que produzca dolor. La duración de tratamiento se recomienda que sea mayor de aproximadamente 30 minutos, ya que los efectos analgésicos son mejores.